El otoño está a punto de comenzar, algo que ya se deja notar en todos los termómetros de España. Las temperaturas cada vez son más bajas e irán disminuyendo de forma progresiva hasta el invierno. Llegado ese momento, la mayoría de personas suele preguntarse lo mismo: ¿cómo calentar mi vivienda durante los meses más fríos del año? Hace una semana os contamos por qué ha subido el precio de los pellets. Y como sabemos que muchos queréis encontrar el mejor sistema de calefacción posible, hoy vamos a hablar sobre un elemento clave: las calderas.
Existen muchos tipos de calderas en la actualidad. Y lo cierto es que, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cerca del 65% de las instaladas en España son ineficientes en la actualidad. Esto quiere decir que más de la mitad, prácticamente dos tercios del total, deberían de cambiar a modelos más modernos de caldera. Pero… ¿Cómo elegirla? A continuación os vamos a ofrecer algunos consejos para no fallar con la elección.
Cuándo es necesario cambiar la calderas
Existen muchos tipos de calderas: atmosféricas, de tiro forzado, estancas… Y lo cierto es que todas suelen tener algo en común: el periodo cuando resulta buena idea cambiarlas por una nueva. En este sentido, la OCU establece como plazo para comenzar a pensar en cambiar la caldera vieja por una nueva los 15 años. A partir de ese momento es buena idea comenzar a plantear el cambio para que no nos pille de sorpresa si deja de funcionar sin previo aviso.
Al tratarse de un cambio costoso a nivel económico no sucede como con otros artículos del hogar como ordenadores y televisiones. Sin embargo, no cambiarlo no debería ser una opción para quienes valoran la seguridad y el confort en el hogar. Por ello, a partir de los 15 años de antigüedad es la fecha idónea para cambiar la caldera.
Calderas de condensación: la mejor opción
Entre todos los tipos de calderas que existen, la mejor opción a día de hoy son las de condensación. Esto es así debido a que son más eficientes y sostenibles que las demás. De hecho, la principal ventaja que ofrecen este tipo de calderas tiene que ver directamente con la eficiencia. Este tipo de calderas, a pesar de no utilizar una energía renovable, son más respetuosas con el medio ambiente. De hecho, un estudio señala que la diferencia de este tipo de caldera con una estanca a niveles de impacto ambiental son de más del 20%.
Pero eso no es lo único, el coste por funcionamiento al año también es menor en el caso de las calderas de condensación. El ahorro no es muy grande, por lo que la amortización no es inmediata. Sin embargo, a largo plazo son una opción mucho más interesante que hace que merezca la pena pagar un poco más por ella. En lo que atañe al precio de las calderas, la OCU señala que puede ir desde los 400 euros por solo sustituirla, hasta los 3.700 euros por instalar un sistema de calefacción con radiadores.