Con la llegada del verano los espacios exteriores de la vivienda como patios, jardines y terrazas cobran el protagonismo por completo. Ya sea para comer al sol, para disfrutar de unas bebidas en una reunión de amigos o para pasar el día en la piscina. Es por ello que desde hace algunas semanas os estamos contando como sacar el máximo provecho a estas partes de la casa. Por ejemplo, hace unos días os explicamos como convertir tu jardín en un espacio chill out.
Y si hablamos de jardines y terrazas, hay un elemento que convierte estos espacios en lugares completamente únicos: las plantas. Para su cuidado existen una gran cantidad de trucos y consejos caseros de jardinería, pero hoy no nos centraremos en ellos sino que hablaremos sobre el abono. ¿De qué se compone y qué tipos existen? ¿Es ahora buena época para utilizarlo? Resolvemos todas estas cuestiones a continuación.
De qué se componen los abonos
De lo primero que tenemos que hablar es de la composición de los abonos, que generalmente cuentan con tres elementos principales: el nitrógeno (N), el fósforo ℗ y el potasio (K). Esto es lo que aporta a nuestras plantas cada uno de estos elementos:
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Nitrógeno: ideal para estimular el crecimiento foliar y ofrecer una mayor resistencia frente a enfermedades.
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Fósforo: permite un mejor desarrollo de las raíces y aumenta la precocidad de la planta.
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Potasio: sirve para regular la planta, estimular el crecimiento de sus frutos y favorecer la fotosíntesis.
Qué tipos de abono para plantas existen
Abonos orgánicos
El primer gran tipo de abono es el orgánico. Se trata de un abono natural que, además de ofrecer beneficios a la planta, también mejora las condiciones del suelo. La mejor época del año para su utilización es el invierno, aunque también se puede utilizar durante otras estaciones. Los principales abonos de tipo orgánico son los siguientes:
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Estiércol
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Abonos verdes
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Cubiertas vegetales
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Compost
Abonos inorgánicos
Por otra parte nos encontramos con los abonos inorgánicos, que son fertilizantes que ofrecen una aportación de nutrientes prácticamente inmediata. Podemos calificar este tipo de abonos en tres modalidades:
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Simples: solo poseen un único elemento.
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Compuestos: se componen de dos o tres elementos mediante mezclas mecánicas.
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Complejos: también se conforman de dos y tres componentes mezclados de forma química.
¿Cuándo hay que utilizar abonos?
Lo cierto es que para conocer la respuesta correcta a cuándo aplicar los abonos o fertilizantes deberíamos saber de qué planta se trata y las condiciones del cultivo. Por norma general se estima que los mejores meses del año para hacerlo tienen lugar en primavera y otoño, aunque eso no implica que no se pueda recurrir a ellos en invierno y verano. De hecho, serán las propias necesidades de las plantas las que nos digan cuándo deberíamos utilizarlos o no.
En cuanto su aplicación, lo aconsejable es abonar poco y de manera fraccionada para evitar pasarnos. Además de distribuir el abono de forma homogénea para garantizar que se asimila de la mejor manera posible.